Comienzos saludables, futuros sostenibles: invertir en la salud hoy para proteger el mañana
- Voz de la Sociedad
- 4 abr
- 2 Min. de lectura

03 / 04 / 2025
Con motivo del Día Mundial de la Salud 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanza la campaña “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, centrada en reducir las muertes prevenibles de madres y recién nacidos. Más allá de un acto simbólico, este llamado exige una transformación de fondo: reimaginar nuestros sistemas de salud, modelos de trabajo y entornos organizacionales para garantizar el bienestar físico, emocional y social desde el inicio de la vida y a lo largo de ella.
Y es que no basta con sobrevivir: debemos garantizar que las personas prosperen. Tal es el caso de la salud mental, una deuda latente entre las organizaciones público-privadas que ha podido ubicarse en un corto periodo entre los principales riesgos para los profesionales de Recursos Humanos y Gestión de Riesgos; al tiempo de cobrar relevancia en informes como el People Risk 2024 de Marsh Mc Lennan que la destacan junto con las enfermedades crónicas y el deterioro de los sistemas de salud entre las principales amenazas a nivel global.
Aunado a ello, vemos también el crecimiento de las enfermedades no transmitibles como el cáncer, los transtornos cardiovasculares o la diabetes como un factor importante en el aumento a dos dígitos de los costos médicos en más de la mitad de los países.
Esta situación se ve agrabada con la “tormenta” de riesgos interconectados que enfrentan las organizaciones donde solo el 14% de los líderes de RR.HH. planea aumentar la inversión en beneficios de salud física y mental este año, lo cual contrasta con el aumento en enfermedades y agotamiento laboral.
Esta desconexión entre los riesgos percibidos y la acción estratégica puede limitar el crecimiento empresarial y el bienestar colectivo.
De tal suerte que, como especialistas y actores clave de la salud en el trabajo, debemos hacer visible el impacto que este tipo de padecimientos en el sector salud.
¿Qué tienen en común todos estos datos?
Una conclusión clara: el bienestar ya no puede verse como un beneficio adicional, sino como un imperativo organizacional y social. La salud de las mujeres, los recién nacidos, los trabajadores y las familias son la base de comunidades sostenibles, resilientes y productivas.
¿Qué podemos hacer?
Si bien la OMS propone escuchar a las mujeres, apoyar a las familias y transformar los sistemas de salud, desde el ámbito organizacional podemos asumir el compromiso para:
Diseñar un esquema de trabajo para el bienestar, priorizando la salud emocional y creando entornos psicológicamente seguros .
Adoptar una visión de ciclo de vida del bienestar, que integre salud física, mental, financiera y social en todas las etapas del desarrollo humano.
Promover beneficios inclusivos que cierren brechas para mujeres, cuidadores y personas con enfermedades crónicas o condiciones invisibles.
Reconfigurar el trabajo con ayuda de la tecnología, pero sin perder de vista el valor humano en la productividad y el propósito.
Este Día Mundial de la Salud es una oportunidad para reconectar con lo esencial: proteger la vida desde su inicio, empoderar a quienes cuidan y construir futuros esperanzadores no solo para los recién nacidos, sino para todas las personas.
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