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Reforzar acciones de fomento a la lectura en zonas de alta marginalidad: Pablo Trejo


12 / 11 / 2024


  • En México se estableció, en 1980, que se celebre el Día Nacional del Libro cada 12 de noviembre en honor a Juana de Asbaje y al legado de la lucha de sus derechos

  • De acuerdo con el INEGI, en 2015 el 84.2 % de los mexicanos habían leído al menos alguno de los siguientes materiales: libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de Internet, foros o blogs. En 2024, lo hizo el 69.6 %


Con la finalidad de desarrollar y fortalecer el hábito de la lectura de los habitantes en la Ciudad de México, Pablo Trejo Pérez, diputado del PRD en el Congreso de la Ciudad de México, presentó un Punto de Acuerdo -el cual fue aprobado por el Pleno del Congreso local- para exhortar a la Dirección General de Vinculación Cultural Comunitaria de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y a las personas titulares de las 16 alcaldías de la capital, para que en el ámbito de sus facultades refuercen las acciones de fomento a la lectura, principalmente en zonas de alta marginalidad.

El legislador Inició su discurso diciendo que “el día de hoy se celebra el Día Nacional del Libro, fecha instituida por decreto presidencial el 6 de noviembre de 1979 y celebrada por primera vez el 12 de noviembre de 1980. Dicho día se estableció en el marco del aniversario por el natalicio de la Décima Musa, Sor Juana Inés de la Cruz, defensora del derecho a leer; siendo la mayor figura de la literatura hispanoamericana del siglo XVII, entregada a los libros y el fervor por el saber”.


“Yo tengo la virtud de haber escrito 18 de los 170 millones de libros que hay ahora en todo el mundo. Debemos sentirnos bien por conservarlos y leerlos, y estudiarlos y disfrutarlos en todas sus formas”, expuso.


Señaló que la palabra literatura proviene del término latino Litterae, que hace referencia a la acumulación de saberes para escribir y leer de modo correcto. “El concepto poseé una relación estrecha con la gramática, la retórica y la poética”.


Aseguró que muchos pensaban que el primer literato de la historia era el autor de Gilgamesh, el escritor babilónico Shin-Leqi-Unninni, quien escribió su obra entre 1300 y 1000 años a.C. y esto fue así, hasta el descubrimiento de las obras de Enheduanna, hija de Sargón de Akkad, quien lo hizo entre los años 2285 y 2250 a.C.


El legislador indicó que “15 siglos antes que Homero, 18 antes que Safo y 26 antes que Hipatia, Enheduanna ya había escrito de matemáticas y astronomía. Ella era una mujer de la tierra de Ur; su destreza, cultura y creación literaria la definen como quien inauguró el concepto de autoría al escribir, pero sobre todo al firmar sus poemas y sus textos, considerados los primeros en la historia”.


Recordó que Alfonso Reyes decía que, en el marco de la paideia: “Los antiguos atenienses casi no tenían libros o se conformaban con escasos volúmenes. Que los poetas declamaban a cielo abierto y que los mismos presocráticos cantaban y danzaban sus poemas ontológicos en mitad de la calle, hechos unos locos. Que la escuela era la ciudad y la educación se confundía con la vida”.


“Pasaron muchos siglos, muchos libros de muchas formas escritos y de muchos modos conformados. Los libros han sido de muchos materiales; telas, pieles, fibras, cortezas, barros, paredes y hojas de todo tipo, hasta la llegada de la imprenta, hecho que en sí mismo parecía inaugurar una nueva edad en la historia de la humanidad.


“Hubo libros prohibidos, proscritos, perseguidos, guardados, arrumbados, escondidos, protegidos y también quemados. Algunos de esos libros definieron filosofías, religiones, revoluciones y evoluciones; definieron ideologías, amores, historias reales y fantásticas. “Algunos se conformaron como enciclopedias de todos los saberes; han hablado de la historia de todos los pueblos que han habitado la tierra; se crearon las novelas y quizá muchos, nos hemos robado un poema para dedicarlo a alguien a quien amamos”, aseguró.


Afirmó: “No puedo dejar de insistir en que algunos textos fueron salvados por personas que siempre tuvieron conciencia de la importancia de las historias que contenían.


“En múltiples momentos históricos, algunos muy emblemáticos, pero siempre sin remedio, se perdieron tomos enteros de filosofía, ciencias sociales, naturales, matemáticas, poesía, la historia de los pueblos, la botánica medicinal, etcétera”.


El diputado del Dsitrito 15 de Iztacalco expuso que “el excelso maestro León Portilla nos recordaba que los antiguos mexicanos eran un pueblo muy culto y una de las pocas civilizaciones que tenían libros, mismos que estaban escritos en lenguaje alfaglífico. La historia cuenta que, durante el periodo de la conquista de México, los europeos prendieron fuego a todos los libros de sólo dos bibliotecas, así, se formó una hoguera que tardó ocho días en consumirse”.


Manifestó: “Sor Juana, como le decimos todos con cariño, admiración y respeto ineludibles, es considerada por la historia y para la historia, como una de las escritoras más importantes de los Siglos de Oro; ella se encuentra, sin duda, al nivel más alto, entre poetas y dramaturgos como: Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo”.


También hizo referencia a un texto de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el cual dice: “La obra de Sor Juana criticó los valores de la sociedad novohispana, la cual consideraba que las mujeres no debían tener la potestad sobre su propio futuro y sus propios actos. Siendo que, apenas la semana pasada recibimos la primera reforma constitucional que presentó la primera presidenta de México, y que trataba sobre este tema de igualdad sustantiva, planteado por Sor Juana desde el siglo XVII”.


Trejo Pérez expresó que ante la negativa de la sociedad, ‘“la décima musa’ luchó por ingresar a la universidad, llegando a considerar disfrazarse de hombre, y continuar su formación como estudiosa de textos literarios, filosóficos y religiosos.


Asimismo, encontramos poemas filosóficos como el Primero sueño (1692), el cual tiene un lugar primordial en la poesía barroca y gongorina. También escribió poemas amorosos, líricos y sonetos, al igual que autos sacramentales como El divino Narciso (1689) u obras de teatro como Los empeños de una casa (1683), una de las comedias más importantes de la literatura áurea”.


Sostuvo que durante los últimos dos siglos, la figura de Sor Juana Inés de la Cruz “ha sido reivindicada como un símbolo de las luchas sociales de las mujeres por su incesante ánimo crítico frente a las instituciones que la oprimieron como artista, monja y mujer”.


Consideró una verdadera desgracia que los índices de lectura en nuestro país, entre las personas de 18 años y más en áreas urbanas, se encuentren descendiendo, “ya que como lo indica la información que nos proporciona el INEGI, nos encontramos 14.6 puntos porcentuales por debajo del índice de la cifra relacionada con el primer levantamiento, que para 2015 ascendió a 84.2 % de personas que habían leído al menos alguno de los siguientes materiales: libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de Internet, foros o blogs.


En este 2024, estamos con un índice de 69.6 % de la población alfabeta de 18 años y más en la Ciudad”.


Manifestó que el fomento a la lectura es crucial para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU, particularmente a través del Objetivo 4: Educación de Calidad, el cual busca garantizar una instrucción inclusiva, equitativa y de calidad, para promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida.


Concluyó señalando que “tanto Enheduanna como Sor Juana, merecen nuestro conocimiento y nuestro reconocimiento; debemos sentirnos honrados al poder contar con elementos que dan vida a sus eternos e inmortales legados”.

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